RESTAURANT DEL GRAN HERMANO

¿Un mesero de mal humor le arruina la comida? ¿Comería mas verduras si estuviese rodeado de plantas? ¿Una iluminación romántica, rosada, lo induce a comer ensalada de frutas? La Universidad de Wagenigen, de Holanda, está tratando de responder a éstas y otras preguntas.

En su centro de investigaciones, al que ya le pusieron el nombre de “restaurante del futuro”, un grupo de estudiosos acompañado de docenas de cámaras ocultas sigue atentamente el comportamiento de los comensales. “Queremos saber qué es lo que influencia el comportamiento de las personas”, dice Rene Koster, director del centro. “Les prendemos las luces con distintos colores, pedimos al personal que atiende el autoservicio que sea atento, indiferente o malhumorado, aunque sin exagerar mucho. Los cambios deben ser pequeños de un día al otro para que no generen rechazos”.

Ante los cambios en los estímulos, se toman fotos con cámaras ocultas de los platos que lleva la gente y se los pesa a medida que los despachan. Desde el centro de control se orientan las cámaras hacia los comensales analizando sus actitudes, qué es lo que observan, si se sientan siempre en el mismo lugar, si dejan comida en el plato, sus reacciones ante olores, formas de presentación de platos, ruidos, músicas, etc.

Apoyando la investigación de la universidad se ecuentran, entre otras empresas vinculadas a la alimentación, el grupo francés Sodexho Alliance, una de las compañías de catering más importantes del mundo. Con los resultados esperan no solo mejorar las condiciones en las que ofrecen sus servicios sino que tratarán ver hasta qué punto se puede manipular al consumidor. Por supuesto, los comensales, para poder asistir, deben firmar una autorización para ser observados.

 

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